Petronor se halla inmerso en el proceso de mejora continua y apuesta por el futuro que denomina la Parada. La literalidad de lo que el concepto sugiere de entrada no recoge todo lo que significa. Para comprenderlo hay que atender a dos acepciones del verbo parar que configuran con cierta aproximación lo que viene a ser en este caso: por una parte se trata, evidentemente, de detener un movimiento o acción, aunque sea en modo secuencial, pero sumando a ello de forma indisoluble la labor de prevenir y preparar.
La Parada tiene un aspecto eminentemente técnico y tecnológico, que es reflejo de una férrea voluntad empresarial de apostar por la seguridad y la modernización de forma permanente. Y, a su vez, sus derivadas económica, laboral e incluso social son de primerísimo orden. Dotar de mayor eficiencia a la refinería, reducir la emisión de partículas e incrementar su capacidad de desulfuración son los principales objetivos. Todo ello acredita el compromiso de ser una empresa puntera preocupada, a su vez, por su entorno.
La última Parada de la Unidad de Conversión data de 2015. Si en aquella ocasión se destinaron 42 millones de euros al cumplimiento de sus objetivos, la actual sumará casi un 24% más, hasta los 52 millones. De ellos, 33 irán destinados al mantenimiento y actualización de las instalaciones productivas; y los 19 restantes, a la implementación de mejoras tecnológicas en los equipos. Se trata de optimizar los procesos industriales: el uso de menos recursos; la reducción del consumo energético, que es el principal coste de una refinería; y el aumento de la fiabilidad de las unidades con la consiguiente mejora del rendimiento económico son siempre objetivos básicos, junto a los que conciernen a la seguridad.
Entre mediados de enero y de marzo, las más de 1.500 personas contratadas de 40 empresas distintas culminarán la programación establecida gracias a las 450.000 horas de trabajo invertidas en ello. Es una labor ejecutada milimétricamente desde Petronor con una previsión de años, un auténtico alarde técnico y logístico sólo al alcance de los profesionales más cualificados. Esa gran movilización humana incide también de manera muy favorable en el tejido socioeconómico de Muskiz, especialmente en los sectores hostelero y de hospedaje. La localidad se transforma a lo largo de estas semanas dinamizando su actividad a una escala que sólo es posible de la mano de un gigante industrial como la refinería.
De este modo, la Parada supone para Petronor ser fiel a su espíritu fundacional de mejora sin pausa, de compromiso con la generación de riqueza y de puestos de trabajo, de mimetizarse con su entorno. Es parar para avanzar, para dar nuevos saltos en un mundo ya plenamente globalizado y más competitivo que nunca. Y lo hace contribuyendo desde lo local, estando orgulloso de sus raíces, siendo una pieza tractora fundamental para el bienestar de todos los vizcaínos; y abriéndose paso, con esa fortaleza, en un mercado lleno de retos apasionantes, sin precedentes. Con la transición energética como elemento determinante, inexorable sin duda pero, en todo caso, condicionada y pautada por el desarrollo tecnológico en curso, acompasada a su ritmo.
En definitiva, la Parada no es algo que sólo ataña a Petronor, que deba circunscribirse a sus límites empresariales o geográficos estrictos. Porque se sustenta en la vocación emprendedora que ha caracterizado siempre al empresariado vasco, gracias a una forma de hacer íntimamente ligada al ser, a un estilo basado en unos valores, en unas raíces, que ha posibilitado niveles de bienestar superiores a los de otras regiones de nuestro entorno. La Parada es apostar por el futuro, es seguir haciendo de Petronor un faro de innovación, de eficiencia, un referente económico y social sólido, moderno y transparente.
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La Parada de la Unidad de Conversión se prolongará hasta mediados de marzo. |
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