Para cualquier amante de la literatura Rubén Darío es uno de los grandes. Este 18 de enero se han cumplido 150 años de su nacimiento en la ciudad nicaragüense de Metapa, hoy Ciudad Darío. Fue poeta, periodista y diplomático, el máximo representante del modernismo en lengua española. Su niñez transcurrió en la ciudad de León, en su país natal, criado por sus abuelos. Asistió a varias escuelas para pasar posteriormente a estudiar con los jesuitas. Pronto comenzó a escribir sus primeros versos, y se conserva un soneto escrito por él en 1879. Publicó por primera vez en un periódico poco después de cumplir los 13 años. Pasados los años se interesó especialmente por la obra de Víctor Hugo, que tendría una gran influencia en su labor poética.
En 1881 se trasladó a Managua y al año siguiente a El Salvador. Allí conoció al poeta salvadoreño Francisco Gavidia, gran conocedor de la poesía francesa, y bajo sus auspicios intentó por primera vez adaptar el verso alejandrino francés a la métrica castellana. Así, el uso de ese tipo de verso se convertiría en rasgo distintivo no sólo de la obra de Darío sino de toda la poesía modernista. Volvió a Managua, donde trabajaría en la Biblioteca Nacional, y en 1886 se trasladó a Chile.
En esa época vivió en condiciones muy precarias aunque, finalmente, logró publicar su primer libro de poemas, 'Abrojos', que apareció en 1887. Al año siguiente salió a la luz 'Azul...', libro clave de la recién iniciada revolución literaria modernista, que recopilaba una serie de poemas y textos en prosa que ya habían aparecido en la prensa chilena entre diciembre de 1886 y junio de 1888. Ese sería el punto de partida que iría cimentando su fama, gracias también al apoyo del crítico literario español Juan Valera.
Tras regresar a Centroamérica en diciembre de 1890 le fue encomendada la dirección del periódico 'El Correo de la Tarde'. Dos años después, el gobierno nicaragüense le nombró miembro de la delegación que ese país iba a enviar a Madrid con motivo del cuarto centenario del descubrimiento de América, lo que le posibilitaría ver cumplido su sueño de viajar a Europa. No obstante, tuvo que volver a Nicaragua a comienzos de 1893 con motivo del fallecimiento de su esposa y posteriormente contrajo matrimonio con Rosario Murillo, con quien ya había estado relacionado con anterioridad.
Posteriormente viajó a Nueva York, donde conoció al poeta cubano José Martí, y a París, conociendo entre otros a Jean Moréas y Paul Verlaine. Después se trasladó a Buenos Aires para ejercer de cónsul honorífico de Colombia. En 1896 publicó dos libros cruciales en su trayectoria: 'Los raros', una colección de artículos sobre los escritores que más le interesaban y, sobre todo, 'Prosas profanas y otros poemas', el libro que supuso la consagración definitiva del modernismo literario en español.
En 1898, coincidiendo con la pérdida para España de Cuba y Filipinas, Darío llegó a Barcelona y despertó la admiración de un grupo de jóvenes poetas defensores del modernismo, entre los que se encontraban Juan Ramón Jiménez, Ramón María del Valle-Inclán y Jacinto Benavente. En los primeros años del siglo XX, Darío estableció su residencia en París y en 1901 publicó la segunda edición de 'Prosas profanas'. Allí conoció en 1902 a Antonio Machado, y al año siguiente fue nombrado cónsul de Nicaragua. En 1905 publicó en Madrid el tercero de los libros capitales de su obra poética: 'Cantos de vida y esperanza, los cisnes y otros poemas', editado por Juan Ramón Jiménez. Más tarde fue embajador de su país en Madrid, cargo que desempeñó hasta 1909. Volvió a París, ya con graves problemas de alcoholismo. En 1916 regresó a Nicaragua, y falleció en León el 6 de febrero de ese año.
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Rubén Darío fue el máximo representante del modernismo en lengua española. |
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