miércoles, 26 de octubre de 2016

Retrato de juventud

Más de la mitad de los jóvenes españoles consideran que tendrán que emigrar por trabajo en los dos próximos años, según se desprende de un estudio del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud. Según el informe, elaborado en base a más de 2.000 encuestas, la juventud es uno de los colectivos que más han padecido los efectos de la crisis económica. No en vano, quienes están entre los 20 y los 29 años sufren una tasa de paro del 35,7%, además de inestabilidad, precariedad y bajos salarios. En ese contexto, un 74% de los consultados creen 'bastante' o 'muy probable' tener que trabajar en lo que sea, y un 67% está seguro de que dependerá económicamente de sus padres. Ante este panorama, el 53% de los jóvenes contempla la emigración no sólo como una posibilidad para conseguir un puesto cualificado o ampliar estudios, sino también como una 'condena' para encontrar un empleo con una formación media.
Desde finales de los años 80, al margen del ciclo económico, por cada adulto en desempleo en España están sin trabajo de manera permanente o casi permanente 2,5 jóvenes. En los años 2012-13 el porcentaje de jóvenes hasta 25 años en paro llegó a ser superior al 50%. Ahora, mientras que la tasa de paro general se situaba a nivel estatal en el 21% en el primer trimestre de este año, los jóvenes entre 16 y 19 años soportan una tasa de desempleo del 64,1%. Y la ausencia de empleo no es el único problema grave para la incorporación de los jóvenes al mercado de trabajo, ya que también lo son la precarización de las condiciones y de las remuneraciones.
Al menos, los resultados sobre la percepción de utilidad de los estudios son francamente optimistas. Casi 3 de cada 4 encuestados consideran que son una herramienta útil de cara a su inserción laboral, siendo mayoritaria (54%) la visión más positiva. En proporción son muchos menos los que declaran tener poca confianza en el valor de los estudios como instrumento para encontrar empleo (14,4%) y una pequeña parte (6,5%) cree que no les servirán para nada. Entre quienes más creen en la utilidad de los estudios para obtener un empleo de calidad, la mayoría han terminado o están cursando estudios superiores, y son de clase alta y media alta. Entre quienes menos expectativas tienen, están los jóvenes de 25-29 años con un nivel formativo de Secundaria y en una escala socioeconómica media-baja o baja.
La gran mayoría de los jóvenes —61,7%— creen que su formación es adecuada para las necesidades laborales, un 32% piensa que es escasa y apenas el 3% reconoce una sobrecualificación. Cuanto mayor nivel formativo (Universitarios y FP) y clase social más alta, más adecuado se considera el ajuste entre formación y mercado de trabajo. El 64,4% apuesta por seguir formándose y sabe en qué. La cifra global de quienes desean continuar su formación alcanza el 85% si se incluye a quienes no saben en qué ámbito hacerlo.
Casi un 76% piensa que los estudios obligatorios no son útiles, por sí mismos, para acceder a un empleo. El 69% cree que estos estudios ni siquiera preparan para estudios posteriores que faciliten la empleabilidad y queda patente, en consecuencia, la visión muy negativa de los estudios de Secundaria como preparación para el empleo.
De cara a la universidad, casi el 82% elige su carrera en función de la vocación. A mucha distancia se sitúa una visión utilitarista, para encontrar trabajo (38%), y apenas el 18,6% reconocen la influencia de sus progenitores a la hora de elegir opción universitaria. Las mujeres señalan en mayor medida la vocación, y los mayores son quienes más citan la empleabilidad, además de quienes solo trabajan o están en el desempleo y los de las clases media-baja y baja. En lo que sí existe acuerdo es en el desajuste entre estudios superiores y mercado laboral. Así, señalan que "lo que se estudia en la universidad poco tiene que ver con el mercado laboral".


0 comentarios :

Publicar un comentario

Gracias por enviarnos tus comentarios. Si cumplen con nuestras normas se publicarán en nuestro blog.

 
prestashop themes