viernes, 16 de septiembre de 2016

Llega Zinemaldia

Entre los eventos culturales de primer nivel que se celebran en Euskadi, el Festival de Cine de San Sebastián brilla con luz propia. Y este año se celebra entre el 16 y el 24 de septiembre. Serán días de películas, de estrellas del firmamento cinematográfico, de alfombra roja y fans enfervorecidos. En esta 64 edición, los ya afamados Premios Donostia corresponderán a Sigourney Weaver y Ethan Hawke. La primera forma parte del reparto de la última película del director J. A. Bayona, que lleva por título 'Un monstruo viene a verme'. El segundo, nominado cuatro veces a los Oscar, recibirá el galardón el día 17 como reconocimiento al conjunto de su carrera, antes de la proyección de su última película 'Los siete magníficos'. Este premio se instituyó en 1986, año en que se lo llevó Gregory Peck. Después vendrían, entre otros, Glenn Ford, Vittorio Gassman, Bette David, Anthony Perkins, Lauren Bacall, Robert Mitchum, Lana Turner, Catherine Deneuve, Al Pacino, Michael Caine, Robert de Niro, Warren Beatty o Woody Allen. Una nómina de nombres de relumbrón mundial.
El Festival de San Sebastián nació un 21 de septiembre de 1953, y no ha sufrido interrupciones desde su creación. Se trataba de alargar en lo posible la temporada de verano en una ciudad de enorme atractivo, y los comerciantes se volcaron en su organización. Concebido en principio como una Semana Internacional de Cine, con vocación fundamentalmente cinematográfica y comercial, pronto consiguió el reconocimiento de categoría B, es decir no competitivo, por parte de la Federación Internacional de Asociaciones de Productores de Films (FIAPF), gracias al éxito cosechado por la primera edición.
Al año siguiente ya pasó a denominarse Festival Internacional de Cine y en 1955 la FIAPF le dio carácter competitivo y especializado en películas en color. Por fin era posible otorgar premios oficiales, con lo que ello suponía para su prestigio. Este fue el origen del premio identificativo e icónico del Festival, la Concha, en aquel entonces todavía de plata, cuyo reparto corría a cargo de un jurado internacional.
Cuando en 1957 se le dio de forma definitiva el nivel A y la Concha se hizo de oro en las categorías más destacadas, habían aparecido los principales iconos del certamen, desde cuya referencia se sigue avanzando en la actualidad. El Festival siempre ha defendido una corriente aperturista, ajena a los corsés impuestos por el franquismo en aquel momento. Y sigue apostando por un cine arriesgado, muchas veces fuera de los cánones de lo comercial. Ello ha posibilitado que Zinemaldia siga siendo un acontecimiento de primer nivel, respetado por todos aquellos que participan de una u otra manera del mundo de la cinematografía.
Evidentemente, el escenario ayuda, y mucho. Referirse a Donostia como marco incomparable se ha convertido en todo un tópico, pero a nadie cabe duda de su contribución decisiva para hacer del Festival lo que es. Muchas de las estrellas que visitan la ciudad durante estos días de septiembre, quedan prendados de la misma, hasta el punto de volver en más de una ocasión. Un año más, la capital guipuzcoana brilla con luz propia, siendo sede de uno de los festivales de cine más importantes del mundo. Quienes la visiten durante estos días percibirán al instante la magia del cine, la atmósfera especial que desprende el séptimo arte. Siempre es buen momento para visitar Donostia pero estos días más, si cabe.


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