El de 1816 no fue un verano cualquiera. La erupción del volcán indonesio Tambora el año anterior, la mayor de la que consta registro, cubrió el cielo de nubes de ceniza y azufre. El fenómeno se escuchó a más de 2.500 kilómetros de distancia y la ceniza cayó a más de 600 kilómetros de la zona cero. Fue la causa de un tsunami moderado que asoló varias islas de ese país, con una altura de hasta cuatro metros. La columna eruptiva llegó hasta la estratosfera y el verano de 1816 fue totalmente atípico, ya que no lucía el sol y el cielo estaba oscurecido. En esas circunstancias se reunieron en la mansión de Villa Diodati (Suiza) los escritores Lord Byron, Mary Shelley y John Pollidori, y el poeta Percy Bysshe Shelley, entre otros. Y allí, durante un par de días, los autores mantuvieron un debate y largas conversaciones que supondrían el germen del mito de Frankenstein, al que se dio forma en la obra literaria del mismo nombre, considerada la primera historia moderna de ciencia ficción y una excelente novela de terror gótico.
El poeta Shelley había sido hasta entonces un autor más reconocido que su esposa Mary, pero Frankenstein lo cambió todo. Y todo surgió a lo largo de tres noches en las que recitaron en voz alta junto a sus amigos relatos del 'Phantasmagoriana', a modo de juego. Se trataba de volúmenes de historias de fantasmas, traducidos del alemán al francés, y Lord Byron propuso que cada uno de los reunidos escribiera una historia de fantasmas. Así se gestó Frankenstein, que con el tiempo trascendería su condición de mera obra literaria para llegar a ser todo un mito de la cultura popular, así como una auténtica alegoría de la perversión que se puede derivar del desarrollo científico.
Como es bien sabido, la novela narra la historia de Victor Frankenstein, un joven suizo estudiante de medicina, obsesionado por conocer los "secretos del cielo y la tierra". Así crea un cuerpo a partir de la unión de distintas partes de cadáveres diseccionados. El experimento concluye cuando da vida con un chispazo eléctrico al cuerpo de 2,44 metros. Es entonces cuando comprende el horror que ha creado. El monstruo huye del laboratorio y a partir de ahí se desencadenan los acontecimientos.
La novela posibilita toda una serie de lecturas filosóficas. Tiene como subtítulo 'El moderno Prometeo', quien se presenta a veces como el escultor de la humanidad, creando al ser humano a partir de la arcilla. Pero en esta ocasión el moderno Prometeo no es castigado por los dioses, como ocurre con el mito clásico, sino por su propia creación.
Es, sin duda, una de las obras más renombradas de la historia de la literatura, y ha sido popularizada también por el cine. Se cuentan por decenas las apariciones de Frankenstein en el cine y la televisión, aunque una de las adaptaciones más conocidas es la de Boris Karloff en el papel del monstruo ('El doctor Frankenstein', 1931). El actor sigue siendo recordado aún hoy por aquel papel.
El bicentenario de la obra literaria, aunque fue publicada por primera vez en 1818, va a ser recordado con diversos actos a lo largo del mundo, y en Suiza se ha preparado una exposición denominada 'Frankenstein, creado de las tinieblas'. No obstante, el año va a estar jalonado de análisis de todo tipo acerca de la novela, desde los literarios hasta los filosóficos, e incluso cinematográficos. Es, por tanto, un buen momento para redescubrir uno de los libros fundamentales de la literatura universal.
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