El 1 de junio de hace 90 años nació en el hospital del condado de Los Ángeles Norma Jeane Mortenson, quien más tarde alcanzaría la categoría de mito con el nombre de Marilyn Monroe. La suya no fue una infancia fácil. Pasó de orfanato en orfanato, hasta que a los 16 años se casó con James Dougherty, un trabajador de la empresa aeroespacial Lockheed Corporation. Fue un matrimonio fugaz, de apenas cuatro años, y el divorcio llegaría en 1946. Fue a partir de entonces cuando Jeane comenzó a trabajar de modelo en trajes de bañador y a lucir su melena oxigenada que la haría mundialmente famosa. Aquellas fotos marcarían su futuro, ya que se publicaron en diferentes revistas y llegaron a las manos de Howard Hughes, presidente de la RKO Pictures, que le ofreció su primera audición.
Sin embargo, aconsejada por el agente Ben Lyon, firmó su primer contrato con el estudio rival, el archifamoso 20th Century Fox. Su primer contrato le dio 125 dólares a la semana por un período de seis meses. Así se empezó a construir el mito. Pero para ello había que crear una marca asociada a su imagen, que mezclaba en sus justas dosis inocencia y deseo. Adoptó el apellido Monroe por ser el de la familia de su madre y se hizo llamar Marilyn por Marilyn Miller, una de las actrices preferidas de su agente artístico.
La sesión de fotos que protagonizó desnuda en 1949 tuvo una repercusión sin precedentes cuando fue publicada por la revista 'Playboy' cuatro años después, lo que coincidió con el comienzo de su noviazgo con Joe DiMaggio, auténtica leyenda del béisbol. La pareja contrajo matrimonio en 1954, cuando Marilyn era ya una celebridad. En esas fechas protagonizó películas tan conocidas como 'Niágara', 'Los caballeros las prefieren rubias' o 'Cómo casarse con un millonario'.
Pero la inestabilidad era ya una característica de su biografía, y el divorcio no tardó en llegar, apenas nueve meses después del enlace. No obstante, su carrera como actriz estaba en su mejor momento, y así quedó acreditado con 'La tentación vive arriba'. De todas formas, ahí empezó a labrarse su imagen de difícil, y cada vez eran más frecuentes las quejas de los estudios por su comportamiento en los platós. No era puntual, y se inventaba enfermedades para no presentarse. Ello coincidió con los crecientes rumores sobre romances que mantenía con personajes de primera fila en los Estados Unidos de la época. Entre todos los nombres destacaba sobremanera el de quien sería presidente del país John Fitzgerald Kennedy.
Su carrera siguió adelante y en 1956 triunfó como actriz seria con 'Bus Stop'. A ese giro contribuyó su matrimonio con el dramaturgo Arthur Miller, quien supo apoyarla para que siguiera el carril adecuado. En 1959 llegaría otra de sus películas míticas: 'Con faldas y a lo loco', que protagonizó junto a Tony Curtis y Jack Lemmon. Al año siguiente se divorció de Miller, y rodó su última película, 'The Misfits', que supuso también la despedida de otra leyenda como Clark Gable.
Fue hallada muerta el 5 de agosto de 1962 en su residencia californiana. Aunque el forense dictaminó que la actriz se había suicidado con una sobredosis de somníferos, las causas de su muerte nunca han terminado de aclararse del todo e incluso se apreciaron algunas contradicciones en el informe médico. Para la historia quedan su imagen, auténtico icono del siglo XX; sus películas, para las que no pasa el tiempo; o el 'happy birthday' que dedicó a JFK. Tanto el nombre del mandatario demócrata como el de su hermano Robert aparecieron y siguen presentes en el relato de su muerte. Al primero le unió una relación sentimental y al segundo, al parecer, sólo una amistad. En los años posteriores al fallecimiento de la actriz, la prensa amarilla, la de extrema derecha y un escritor como Norman Mailer, arruinado y necesitado de dinero, especularon una y otra vez sobre el papel de los Kennedy en ese trágico final.
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