domingo, 17 de abril de 2016

Cambio climático y alergias

El cambio climático es una realidad contrastada por multitud de estudios científicos. Sus efectos ya se dejan notar en ámbitos muy diversos, aunque el alcance de los mismos dependerá de la acción humana. Fundamentalmente, de las medidas que se adopten para contrarrestarlo. Los alérgicos están en el grupo de los afectados, ya que la mayor temperatura media está alterando los pólenes de las plantas y alargando los periodos de polinización, lo que provoca que los pacientes estén más expuestos y, además, puedan aparecer problemas de alergias en zonas donde no existían. La alerta proviene del Comité de Aerobiología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic). Su presidente, Javier Moral, ha explicado que el cambio climático está alterando de alguna manera todos los pólenes de las plantas y aumentando su producción.
Debido al efecto invernadero se están modificando las condiciones climatológicas, adelantando la floración de las plantas y retrasando su desaparición. De esta manera, el periodo de polinización, que era de dos meses, ahora se extiende más allá de los tres y deja a los pacientes más expuestos. Pero el problema es más profundo, ya que se está produciendo un aumento de la producción de pólenes en las plantas, que cuando hace mucho calor realizan fotosíntesis más veces, con lo que generan más CO2, que a su vez genera más temperatura y más polen. Por si fuera poco, hay que añadir los efectos de la contaminación, que hace que los árboles se expongan a unas condiciones que no son adecuadas para ellos y estén sometidos al estrés que generan unos pólenes más agresivos. Es, por tanto, una cadena de importantes consecuencias.
En el siglo XX la temperatura de la Tierra ha aumentado un grado centígrado y las previsiones, según el panel intergubernamental para el cambio climático, es que en el siglo XXI aumente entre dos y cuatro grados. La relación entre cambio climático y aumento de pólenes ha quedado en evidencia gracias a dos estudios universitarios —uno de la Universidad de Córdoba y otro de la de Nueva Jersey— y el primero prevé para 2040 que los niveles de pólenes de gramíneas aumenten un 50% en Andalucía por culpa del aumento del CO2 y de la temperatura. Por su parte, la universidad estadounidense vaticina que en 2070 habrá el doble de pólenes por metro cúbico de aire con respecto a la actualidad. La variación climática puede producir modificaciones en la flora de determinadas zonas de modo que algunos tipos de plantas desaparezcan y surjan otras nuevas. Esta circunstancia podría hacer que aparezcan problemas alérgicos donde antes no existían.
Las enfermedades alérgicas afectan en España a un 30% de la población, es decir a unos 16 millones de personas. Entre los alérgicos cerca de la mitad lo son a pólenes de plantas. En la cornisa cantábrica se prevé una primavera de intensidad leve, con una concentración estimada que oscilará entre los 1.050 granos por metro cúbico de aire de Santander y los 3.500 granos de Vitoria-Gasteiz. Todas las plantas se reproducen por pólenes, pero no todas dan problemas alérgicos. En España las especies que más síntomas producen son, en orden decreciente, las gramíneas, el olivo, el ciprés, la salsola, el plátano de sombra y la parietaria.
Existe una relación directa entre las precipitaciones del otoño e invierno y los recuentos de pólenes de gramíneas durante la primavera. La recopilación de estos datos, junto con otros factores climatológicos como la temperatura y la humedad, permite establecer el nivel de intensidad de las alergias por zonas geográficas. La web polenes.com de Seaic proporciona información sobre los pólenes más alergénicos en España y ofrece datos númericos y geográficos por comunidades autónomas.

 

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