Esta próxima madrugada, concretamente a las 2.00, toca adelantar una hora los relojes para dar paso al horario de verano. A pesar de ser un cambio que empezó a generalizarse a partir de la primera crisis del petróleo, en 1974, sigue siendo objeto de controversia. Lo que en origen pretendía aprovechar la luz del sol y ahorrar electricidad, ha terminado siendo, según sus detractores, una medida que tiene efectos perjudiciales sobre la salud humana. El cambio de horario afecta a los 27 países de la Unión Europea y está regulado por la legislación que busca ahorrar energía optimizando al máximo la iluminación solar. A nivel de la UE se aplica desde 1981, con una normativa que fue renovada cada cuatro años hasta que en 2001 se consolidó de forma definitiva. No obstante, ya en 1784 Benjamin Franklin mencionó la posibilidad de llevar a cabo este cambio, en aquella época para ahorrar velas durante las noches veraniegas.
La modificación horaria en primavera y en otoño se produce en unos 70 países de todo el mundo, siendo Japón el único de entre los industrializados que no se ha adaptado a esta medida. El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) considera que el ahorro doméstico en iluminación desde el cambio horario de marzo hasta el de octubre puede ser de un 5% aproximadamente, lo que equivale a 300 millones de euros con los precios vigentes en la actualidad. En este contexto, la propia Comisión Europea admitió en un informe de 2007 que, aunque este ahorro sea real, es difícil de determinar y parece 'relativamente limitado'. El impacto del cambio horario es mayor en marzo que en octubre, ya que ahora perdemos una hora de sueño. Las consecuencias que se experimentarán este domingo se asemejarán a los de un pequeño 'jet-lag', con síntomas de cansancio, fatiga, apatía e irritabilidad.
La Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE) ha vuelto a pedir que se continúe con el horario actual a fin de regresar posteriormente al del meridiano de Greenwich a 'coste cero'. El desfase horario estatal comenzó en 1942, cuando se adaptó la hora oficial española a la de Berlín para alinearse con el régimen nazi, y después nunca se recupero el horario que correspondía. Por tanto, la citada asociación defiende que España adopte la hora oficial del Reino Unido, Irlanda y Portugal, la llamada 'Hora Europea Occidental', que es la que le corresponde geográficamente, abandonando así la 'Hora Europea Central' propia de países más al este.
Con esa medida los ciudadanos se seguirían levantando a la misma hora de reloj, pero en realidad una hora solar más tarde, y a juicio de ARHOE se comería y cenaría en un horario más internacional, se fomentaría la jornada continuada de 9 a 6 —con una parada de una hora para comer a mitad de jornada—, y se dormiría una hora más, lo que es beneficioso para la salud y provocaría una disminución de la siniestralidad laboral. Por si fuera poco, la mejor adaptación del horario laboral con los colegios comportaría una mejora del rendimiento escolar, y una mejor alineación con los horarios laborales de otros países.
Esta petición ha sido trasladada en reiteradas ocasiones a los principales partidos políticos, habiendo recibido una buena acogida. El propio Gobierno estudió esta cuestión en 2013, pero sin llegar a adoptar medidas concretas. Por eso, quienes defienden que España vuelva al huso horario que le corresponde por ubicación geográfica ya han adelantado que seguirán insistiendo. A la espera de lo que acontezca, en 2017 el cambio de hora se producirá en la madrugada del 25 al 26 de marzo, y el Jueves Santo será el 13 de abril.
0 comentarios :
Publicar un comentario
Gracias por enviarnos tus comentarios. Si cumplen con nuestras normas se publicarán en nuestro blog.