miércoles, 17 de febrero de 2016

Apple contra el FBI

El debate sobre la protección de datos de los ciudadanos es uno de los más importantes de nuestro tiempo, con las compañías tecnológicas siempre en el ojo del huracán. Los servicios de seguridad de distintos países se quejan de la poca o nula colaboración de algunas de estas empresas a la hora de hacer frente a diversas amenazas terroristas. Sin embargo, la sospecha de que muchas de nuestras conversaciones privadas y todo tipo de datos estén siendo vigilados y acaben en manos de terceros sin que medie ningún tipo de autorización judicial resulta de lo más inquietante. No es una cuestión menor cuando lo digital alcanza ya a la mayor parte de la población del planeta, que se ve en muchos casos desprotegida frente a este tipo de abusos aleatorios.
El último caso en saltar a los periódicos ha sido el de Apple frente al FBI. Una jueza federal de los Estados Unidos ha ordenado a la compañía de Cupertino que ayude al servicio de seguridad a desbloquear y acceder al iPhone usado por uno de los dos autores del tiroteo de diciembre en San Bernardino (California), en el que murieron asesinadas 14 personas. La compañía, sin embargo, se opone a una orden que considera "un paso sin precedentes" y que considera "una amenaza para la seguridad" de sus clientes.
En opinión de la magistrada la información que contiene el móvil puede ser "crucial" para la investigación. Apple asegura que ha colaborado de forma estrecha en las pesquisas pero que la petición del Gobierno de los Estados Unidos va más allá. "Nos han pedido algo que simplemente no tenemos y que consideramos demasiado peligroso crear: construir una puerta trasera para el iPhone", reza el comunicado de la compañía.
Desde septiembre de 2014, el software de Apple encripta por defecto mensajes y fotografías de sus dispositivos. De esta manera, cuando uno de estos archivos se bloquea, sólo el usuario, gracias a su contraseña, puede acceder al mismo. Tiene un total de diez intentos para desbloquearlos. Si no lo logra, la información se elimina automáticamente. Nadie, ni siquiera la propia Apple, tiene acceso a esta información, un paso que esta empresa y otras del mismo sector tomaron tras las revelaciones de Edward Snowden sobre el programa clandestino de vigilancia electrónica de Estados Unidos que afectó a gobiernos, empresas y particulares.
La juez, sin embargo, solicita dos cosas a Apple. Que permita que los investigadores del FBI puedan introducir un número ilimitado de contraseñas para desbloquear el celular del citado terrorista y que puedan implementar las diferentes combinaciones de códigos, 10.000, rápidamente, algo que actualmente requeriría de más de cinco años. La compañía que dirige Tim Cook se opondrá a la medida y recurrirá la sentencia.
El FBI ya había criticado con anterioridad el cifrado de datos de Apple y Google. En su momento, el máximo responsable de la agencia federal consideró que ambas empresas iban a hacer que sus usuarios se situaran al margen de la ley. El director del FBI, James Corney, señaló que en casos como secuestros de niños o acciones de terrorismo, tener un acceso rápido a los contenidos privados de los smartphones podría salvar vidas. El problema radica en que, una vez abierta la puerta, las agencias de seguridad pueden colarse en los teléfonos u otros aparatos electrónicos de cualquier usuario aunque no tenga ningún problema con la justicia. Es un debate de muy largo alcance, de cuya resolución dependerá en qué punto se establece en el futuro próximo la línea entre libertad y seguridad.



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