Como sucede en estos casos, al principio parecía una amenaza lejana, propia de países situados al otro lado del Atlántico, pero el virus Zika ya está aquí. Ya se han detectado casos en la península, y habrá más. Todo arrancó en febrero del año pasado, cuando las autoridades brasileñas empezaron a investigar un brote de erupciones en la piel que afectaba a seis estados situados en el noreste del país. Desde entonces no ha hecho sino extenderse sin control por toda la región. Ya son una veintena los países que han detectado Zika en su territorio: Barbados, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guadalupe, Guatemala, Guyana, Guayana Francesa, Haití, Honduras, Martinica, México, Panamá, Paraguay, Puerto Rico, la isla de San Martín, Surinam y Venezuela. No obstante, debido a su progresión actual, se da por hecho que llegará a todos los países de América Latina. En Europa, Austria, Dinamarca o España son algunos de los que han registrado casos, aunque todos ellos importados.
El virus Zika, conocido también como ZIKAV o ZIKV, está causado por la picadura de un mosquito y ha sido catalogado como un arbovirus perteneciente al género flavivirus, que son los que animales invertebrados como las garrapatas transmiten al ser humano. Llega tras la picadura de un mosquito del género aedes, como el Aedes Aegypti, que causa el dengue. Los síntomas se presentan tras un periodo de incubación de entre 3 y 12 días, duran entre cuatro y siete días y la persona afectada suele tener fiebre de menos de 39ºC, dolor de cabeza, debilidad, dolor muscular y en las articulaciones, inflamación en manos y pies, conjuntivitis no purulenta, edema en los miembros inferiores y erupción en la piel, que normalmente empieza en el rostro y se extiende por todo el cuerpo.
Hasta el momento no hay vacuna ni tratamiento específico para el Zika, y la forma de hacerle frente se reduce a descansar y tomar acetaminofén o paracetamol para controlar la fiebre. No se recomienda ingerir aspirinas por el riesgo de sangrado que supone. Sí se aconseja tomar líquido en abundancia para suplir el que se pierde. Como forma de prevención es bueno el uso de mosquiteros y la instalación de mallas antimosquitos. La mayoría de las persona se recupera, la tasa de hospitalización es baja, y no hay constancia de ninguna muerte que haya sido causada por la enfermedad.
El virus se identificó por primera vez en Uganda, en 1947, en los bosques de Zika. Se descubrió en un mono Rhesus cuando se llevaba a cabo un estudio sobre la transmisión de la fiebre amarilla en la selva. A finales de 2013 hubo un brote en la Polinesia Francesa, con unos 10.000 casos. De ellos, unos 70 fueron graves, ya que los pacientes desarrollaron diversas complicaciones.
Uno de los problemas más graves asociados al Zika es el de la posible transmisión de madre a feto durante el embarazo. De hecho, hay un aumento alarmante de casos de microcefalia en recién nacidos en el nordeste de Brasil, lo que se ha relacionado con embarazadas que se habrían infectado durante la gestación.
Respecto al Estado, el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias ha admitido en un documento que existe un riesgo real de transmisión autóctona del Zika durante el periodo de actividad vectorial, ya que el mosquito Aedes que lo transmite está presente en 14 provincias de siete comunidades autónomas: Andalucía, Aragón, Baleares, Catalunya, Comunidad Valenciana, Euskadi y Murcia. En todo caso, el riesgo de transmisión desaparece casi por completo en invierno y tienen más peligro en las zonas de la costa mediterránea. La detección del virus presenta dificultades derivadas de que hasta un 75% de los casos pueden ser asintomáticos. En todo caso, tanto el Ministerio de Sanidad como los servicios de salud de las comunidades autónomas están trabajando en un protocolo de preparación y respuesta frente al Zika.
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