domingo, 1 de noviembre de 2015

Grecia, de nuevo

La actualidad internacional no corre sino vuela, y los acontecimiento se solapan con gran rapidez. La que parecía una noticia de largo recorrido queda superada a cada momento, y a ese ritmo resulta difícil reflexionar en profundidad sobre las grandes cuestiones. En todo caso, entre lo más notable siempre se mantienen ciertas constantes, las que nos recuerdan el calado de determinados problemas. Uno de los países más citados por todos los medios de comunicación a lo largo de los últimos años ha sido Grecia. Su agujero financiero puso al borde del colapso a la zona euro y la dureza de las posteriores negociaciones sobre los préstamos que requiere, la forma de pagarlos y las sucesivas crisis políticas derivadas de todo lo anterior han abierto los informativos durante muchos meses. Este mismo año los griegos han acudido dos veces a las urnas para elegir a sus gobernantes y, en ese intervalo, el peligro de una ruptura total entre el país heleno y sus socios europeos planeó con más fuerza que nunca sobre la estabilidad financiera de la Unión.
Tras el agónico acuerdo del gobierno de Tsipras con el resto de países socios y el posterior refrendo del primer ministro en las elecciones generales adelantadas que se celebraron en septiembre, Grecia ha dejado de ser noticia de portada. La guerra de Siria y la crisis de los refugiados son, entre otros, los motivos para ello. Se supone que el pacto logrado en verano se está cumpliendo y que se están dando pasos hacia un escenario de estabilidad. En ese contexto se ha sabido que los bancos griegos podrían necesitar hasta 14.400 millones de euros de recapitalización. Se trata, en realidad, de lo que requerirían las cuatro principales entidades del país según los resultados de las pruebas de resistencia dados a conocer por el Banco Central Europeo (BCE).
El escenario base supondría que las variables económicas evolucionen de forma normal y, en ese caso, los bancos citados necesitarían una inyección de 4.400 millones de euros, mientras que si la evolución fuera negativa los requerimientos podrían llegar hasta los ya mencionados 14.400 millones. El último día de octubre, el Parlamento griego aprobó por amplia mayoría la ley sobre la recapitalización de la banca, que otorga al Fondo Helénico de Estabilidad Financiera un papel más relevante en los bancos que hayan echado mano de ese rescate, y lo hizo pocas horas después de darse a conocer los resultados de las pruebas del BCE.
Ahora, los cuatro bancos sistémicos del país mediterráneo (Banco Nacional de Grecia, Banco del Pireo, Alphabank y Eurobank) tienen hasta el próximo día 6 del presente mes para explicar sus planes de cara a afrontar sus eventuales necesidades de capital. Se supone que todos ellos serán capaces de cubrir por sus propios medios, mediante ampliaciones de capital y emisiones de bonos convertibles, el mínimo calculado por el BCE. Es, por tanto, un paso muy importante hacia la definitiva estabilización de la economía griega y para asentar la confianza necesaria entre el gobierno de Tsipras y sus socios europeos con el objetivo de ir de la mano en un proceso que será, sin duda, largo, difícil y doloroso para los ciudadanos del país, sobre todo para las capas más desfavorecidas.

    

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