En un mundo profesionalizado hasta el extremo como el del fútbol de Primera División, en el que nada se deja en manos del azar o de la naturalidad, en el que todo está medido, calculado y tasado, la presencia de la Sociedad Deportiva Eibar supone una bocanada de aire fresco. Ciudad de gran tradición industrial, siempre a caballo entre Bizkaia y Gipuzkoa, en este momento es su equipo de fútbol el que la ha catapultado a las primeras páginas de los periódicos. Y lo ha hecho por su modestia, por suponer un ejemplo a seguir desde el punto de vista de gestión deportiva y económica, por reflejar a la perfección los valores más auténticos del deporte.
Tras una brillante primera vuelta en la Liga, su estreno en la máxima categoría se está haciendo muy cuesta arriba en el tramo final de la competición. A comienzos de temporada se daba por supuesto que pasaría serios apuros para mantenerse, aunque su buen juego y su solidez como equipo en los inicios cambiaron el signo de las expectativas. Sin embargo, al final le está costando mucho hacer frente a las exigencias derivadas de enfrentarse a clubs que multiplican por muchas cifras su presupuesto y está llegando exhausto a las últimas jornadas, con riesgo incluso de perder la categoría. El partido contra el Espanyol, que se saldó con una derrota en casa por 0-2, coloca a los armeros en una situación más que delicada.
Pero es precisamente en este momento en el que necesitan todo el apoyo posible, no solo de la afición local, sino de la de toda Euskadi. El Eibar es un equipo que cae bien, con el que es muy fácil identificarse, que representa a la perfección lo que siempre ha sido el fútbol vasco: la suma del orgullo, la lucha, la humildad, la identificación con lo que representan unos colores, la defensa de los mejores valores del deporte, el mirar de tú a tú a cualquier rival más poderoso en lo económico...
Los chicos de Gaizka Garitano se merecen el aliento de todos en los pocos partidos que les quedan, en los que se juegan su ser o no ser en la Primera División. El descenso no sería un fracaso, pero hay posibilidades de seguir la temporada que viene entre los mejores y hay que aferrarse a ellas. Por eso es importante que tanto directiva, jugadores como cuerpo técnico noten el apoyo que se les brinda desde todos los ámbitos, que sepan que estamos orgullosos de ellos y que los queremos a partir de septiembre jugando de nuevo con el Athletic y la Real. No es la hora del desánimo, sino la de empujar en la misma dirección para que el Eibar siga siendo en lo deportivo lo que seguirá siendo en todo caso en lo social, en lo económico y en lo sentimental: de primera.
1 comentarios :
Muy bien dicho. Aupa Eibar! A por todas!
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