Campaña de proximidad

La primera semana de mayo nos trae el comienzo de la campaña electoral, cuyo pistoletazo de salida está previsto para las cero horas del viernes día 8. Durante quince días, los aspirantes a diputado general del territorio correspondiente o a estar al frente de cada municipio se acercarán a los ciudadanos por todos los medios a su alcance para prometerles mejoras en su situación actual a cambio de un simple gesto: depositar una papeleta concreta en cada una de las dos urnas del 24 de mayo. Las elecciones municipales y forales son las más cercanas al votante, y eso hace que se acentúe la exigencia y la capacidad crítica de cada ciudadano en base a un conocimiento muy concreto de las cosas.
No se trata de elegir entre grandes proclamas sino entre programas y personas muy próximos que mejorarán, o no, la situación de nuestras calles, de nuestros pueblos. Esto da una dimensión especial a la campaña y a los consiguientes comicios, ya que el factor personal juega un papel fundamental y las siglas toman la forma de personas que conocemos. La política está, precisamente, necesitada de esa proximidad al ciudadano después de unos años en los que ha crecido el desapego hacia la misma. Ahora que la economía retorna lentamente hacia una senda de crecimiento, el factor político y la confianza hacia el mismo se convierte en elemento esencial para recuperar el tiempo perdido y fijar nuevas metas de bienestar social.
Es tiempo de que los candidatos trabajen para ganarse el favor de sus conciudadanos, de que demuestren que la política es una actividad noble en la que se piensa más en los intereses comunes que en los particulares. Empezar a pie de municipio es una buena manera de ir recuperando los índices de participación. Una vida política en la que prime la eficacia y el servicio a las personas redunda también en la mejora de los estándares económicos y sociales. Ese es el mejor programa. El que, con el acento ideológico de cada cual, deben compartir todos los candidatos.

Categoría: Joseba Arruti