Más tarde o más temprano todo el mundo tiene que rendir
cuentas de su actividad económica: cualquier ciudadano, consigo
mismo y con la Hacienda correspondiente, y también los Estados, en nuestro caso con la UE. Eurostat, la oficina estadística europea, ha
validado este martes las cuentas públicas de los miembros de la Unión
correspondientes a 2014. El resultado indica que España terminó el año con un
déficit del 5,7%, sin contar las ayudas a la banca, que sumarían un 0,1% más. El año precedente el desfase fue del 6,6%. Aun con la bajada
señalada, el déficit español es el segundo más alto de la UE, sólo superado por
Chipre (-8,8%). Países con muy graves problemas, como Grecia, o que fueron
rescatados en su momento, como Portugal e Irlanda, presentan mejores balances. Tras
España se sitúan en el ranking de los incumplidores Croacia y Reino Unido
(-5,7%), Eslovenia (-4,9%), Portugal (-4,5%), Irlanda (-4,1%), Francia (-4%) y
Grecia (-3,5%).
Resulta fundamental contextualizar la cifra de España: se sitúa por debajo del
objetivo que le había impuesto la UE, que era del 5,8% para 2014, aunque está
dos décimas por encima de la meta que se había autoimpuesto el propio
presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Tomando como referencia sólo la
eurozona, el déficit público bajó del 2,9% de media del 2013 al 2,4% del año
pasado, mientras que en el conjunto de la Unión la oscilación a la baja pasó del 3,2% al 2,9%.
Por otra parte, en base a las cifras dadas por buenas por la
mencionada agencia, el nivel de deuda pública en España aumentó desde el 92,1%
del 2013 al 97,7% del año siguiente. En consecuencia, ya se eleva hasta los 1,033
billones de euros. De igual manera, la media de la deuda aumentó tanto en la
eurozona como en toda la UE, aunque lo hizo en una proporción mucho más
moderada. Estonia es la que presentaba el menor ratio de deuda pública en
relación a su PIB al cierre de 2014, con un 10,6%, mientras que en el otro
extremo se situó Grecia, con un 177,1%. El gasto público en la eurozona fue el
año pasado del 49% del PIB, 43,6% en el caso español, y los ingresos públicos
se fijaron en el 46,6%, con un 37,% a nivel estatal.
La Unión Europea, y por tanto también la eurozona, afrontan
un momento trascendental desde el punto de vista económico, el de la definitiva
superación de la gran crisis económica del último lustro y medio. Precisamente,
este lunes se dio a conocer que España no recuperará hasta 2017 la riqueza
perdida durante el periodo de recesión. El FMI se muestra temeroso de que la
incipiente recuperación española se frene en 2016 y, en cualquier caso, sólo
Portugal, Eslovenia, Finlandia, Italia y Grecia tardarán más en restablecer su
nivel anterior a la crisis. Es, pues, un periodo de esperanza, de expectativas
positivas fundadas, pero también de cierta incertidumbre, con una recuperación
de bases aún endebles y de avances reversibles.
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