Dicen que la estadística siempre es fría, pero cuando hace
referencia al sufrimiento de las personas los números pueden llegar a
estremecer. Un estudio presentado esta semana en San Sebastián recoge los datos
de quienes en Euskadi carecen de hogar y duermen en la calle, en una situación
de total desamparo. En este caso, se trata de un recuento llevado a cabo en
diez localidades vascas el pasado 29 de octubre por la asociación Kale Gorrian,
en colaboración con los respectivos ayuntamientos, las diputaciones forales y el Gobierno
vasco. En total, fueron localizadas 1.513 personas que se alojaban en albergues sociales y
similares, y otras 313 que dormían directamente en la calle. Por territorios,
904 corresponden a Bizkaia, 635 a Gipuzkoa y 297 a Álava. Las mujeres son casi
el 24% de quienes padecen esta terrible situación. Llama la atención el número
de menores acompañados por algún adulto que pasan las noches en centros
sociales. Son 111, la mayoría hijos de víctimas de violencia de género.
En este caso no se pueden relacionar las cifras con la
crisis económica, ya que el número de ‘sin techo’ permanece estable en los tres
últimos años, que es cuando se empezaron a recabar este tipo de datos. En todo
caso, el viceconsejero de Políticas Sociales del Gobierno vasco Iñigo Pombo señaló, con
acierto, que se trata de “un problema social muy serio”. Y tanto que lo es. Más
de la mitad de los que malviven en la calle dijo, además, haber sufrido alguna
agresión física o psicológica, habiendo sido insultados, amenazados e incluso
robados.
Las diversas administraciones están haciendo todo lo que
está en su mano para analizar los casos y amortiguar el sufrimiento de estas
personas que, precisamente, necesitan todo tipo de apoyo. Pero que nadie piense
que se trata de un asunto que no le atañe, que debe encauzarse solo por vía
institucional. Al margen de las asociaciones de matriz social que ponen todo su
empeño en echar una mano a quienes no pueden estar ya más excluidos de la sociedad,
el resto de la ciudadanía también puede poner de su parte. Lo más básico es
tratar a las personas siempre como personas, sin privarles de un ápice de
dignidad. A partir de ahí todo depende del grado de compromiso social de cada
cual. Pero es una realidad ante la que nadie puede girar la cara. Una sociedad
que globalmente es opulenta tiene que medir también su nivel de desarrollo por
su capacidad para enfrentar las diversas problemáticas sociales y arropar a los
más necesitados.
0 comentarios :
Publicar un comentario
Gracias por enviarnos tus comentarios. Si cumplen con nuestras normas se publicarán en nuestro blog.