Los indicadores macroeconómicos lanzan señales de
recuperación, aunque no esté llegando aún a gran parte de los ciudadanos. El ladrillo fue
esencial en el periodo de expansión económica que acabó abruptamente a partir
de 2007 y es, en consecuencia, uno de los sectores que más han caído en la fase
de contracción posterior. Pero las buenas noticias también empiezan a llegar a
la construcción. Aunque el tamaño del sector en Euskadi está muy lejos de ser
el que era, al menos ya se está recuperando una pequeña parte de lo perdido.
Según un artículo de prensa que ha detallado los datos, la
tímida remontada se debe sobre todo a la obra civil. Los datos del INE difieren
de los del Eustat en cuanto a la evolución del empleo en la construcción, pero
los registros de la Seguridad Social muestran que a 30 del pasado mes de enero
había 51.820 cotizantes en los regímenes general y de autónomos en la sección
de construcción. Ese número queda muy lejos de los 91.665 que se lograron siete
años antes pero el cambio de tendencia resulta evidente, al haberse
creado 437 empleos netos desde comienzos del 2014 hasta justo un año más tarde.
El negocio del ladrillo pasó de suponer el 12,5% del PIB
español en 2008 al 7% del 2013. No obstante, donde menos impacto tuvo ese
drástico descenso fue, precisamente, en Euskadi, aunque la producción de ese
sector cayó, en todo caso, nada más y nada menos que un 44%. Teniendo en cuenta semejante
variación negativa y la posición destacada de la construcción en el ciclo anterior, es
lógico que cualquier signo de recuperación actual se considere una clara señal
de reactivación económica.
A nadie le cabe duda de que las bases del próximo periodo
expansivo serán bien distintas del anterior y que, si se aprende de los
errores, deberán ser bastante más sólidas. De todas formas, en este sentido, la realidad vasca es bastante mejor que la de otras comunidades autónomas. Los datos macroeconómicos son, en cualquier caso, la
suma de todo aquello que afecta a la ciudadanía, no son números abstractos de
origen desconocido, pero aún así las elevadísimas cifras de paro empañan casi
cualquier signo de optimismo. En este punto, se trata de que la recuperación no tenga marcha
atrás y de que repercuta cuanto antes en quienes tanto han sufrido en el último
lustro.
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