Las cifras dadas a conocer ayer por la Ertzaintza son preocupantes, aunque afecten a un grupo minoritario de conductores: en el transcurso de los controles llevados a cabo el año pasado por la Dirección de Tráfico del Gobierno vasco, se realizaron un total de 96.403 pruebas de alcoholemia y 3.635 de detección de drogas, de las cuales dieron positivo el 3,2% en el primer caso y el 19,2% en el segundo. Como es de suponer, el mayor porcentaje de positivos por alcohol se produjo en los controles por infracciones (92,7%), seguidos por los realizados tras un accidente de tráfico (4,7%) y, finalmente, los preventivos, con algo más del 2%. En todos los casos no hay grandes variaciones respecto a los resultados del año anterior.
Si se combinan el género y la edad, la mayor parte de las alcoholemias preventivas positivas se dieron entre los varones de una franja que va de 45 a 54 años, mientras que en el caso de las mujeres el mayor número de positivos se da entre las menores de 24 años. La época del año con más controles fue la estival, concretamente agosto, y el mes con menor presión policial fue diciembre. Precisamente es en verano cuando más positivos arrojan las pruebas de detección.
Los datos sobre drogas reflejan una situación problemática, aunque mejore sustancialmente respecto a 2013. En concreto, el 20% de las personas sometidas a control dio positivo, siete puntos por debajo de las cifras del año precedente. Son datos elocuentes, que ponen de manifiesto el elevado porcentaje de consumidores de estupefacientes entre las personas sometidas a control policial.
Coger el coche y salir a la carretera tiene implicaciones que van mucho más allá de lo personal, ya que afectan también al resto de usuarios de cualquier tipo de vía. Las sucesivas campañas de control, asumidas con desgana en muchas ocasiones en un país acostumbrado a ponerse al volante tras dar cuenta de comidas o cenas opíparas, están dando resultado, sobre todo en lo que respecta al alcohol. Pero las cifras que se refieren al consumo de algún tipo de droga son realmente alarmantes. Hasta el momento ha quedado claro que las campañas de concienciación, en solitario, no consiguen erradicar este tipo de hábitos y que son las medidas punitivas las que logran cambiar tendencias bien arraigadas.
La seguridad vial es un asunto que atañe a todos, y es encomiable la labor que realiza la Ertzaintza para garantizarla en la medida de lo posible. Sus controles permiten identificar a los infractores de las normas más básicas de la conducción, dando un plus de seguridad a la inmensa mayoría, a quienes conducen con todos los sentidos puestos en la carretera. Vistas las cifras, habrá que reforzar las medidas de control adoptadas, sobre todo en lo que se refiere al consumo de drogas por parte de un número nada desdeñable de conductores.
0 comentarios :
Publicar un comentario
Gracias por enviarnos tus comentarios. Si cumplen con nuestras normas se publicarán en nuestro blog.