sábado, 14 de febrero de 2015

Vías de escape

Son tiempos difíciles. Posiblemente, no tanto como los que describió Charles Dickens en una de sus más afamadas obras, aunque eso no les resta ni un ápice de tristeza y desasosiego. Ya va más de un lustro de crisis, de paro desbocado, de desahucios, de miradas perdidas, de angustias. Cuando estábamos convencidos de que la prosperidad no tenía vuelta atrás, de que los hijos vivirían siempre ya mejor que sus padres, llegó la depresión, el hundimiento, la pérdida de horizontes. Tras cinco largos años que parecen toda una vida, los índices económicos vuelven a mejorar y da la sensación de que una lenta recuperación comienza su andadura. Una tímida esperanza se abre paso entre quienes siguen sufriendo para llegar a fin de mes o tienen a varios familiares o amigos en el desempleo. Los poderes públicos y el sector privado han de apostar por las personas, por un nuevo ciclo en el que las piezas del crecimiento vuelvan a ajustarse. Tomando buena nota de los excesos de etapas anteriores, de la importancia del gasto mesurado, de las inversiones productivas. En definitiva, buscando modelos económicos sostenibles que ofrezcan bienestar a los ciudadanos.
Incluso en los momentos más difíciles, cuando el tejido social corre el riesgo de quebrarse, todas las sociedades utilizan sus manifestaciones culturales y festivas como vías de escape frente a la frustración y el desencanto. Son días de carnaval, de desdoblar personalidades y dar presencia al subconsciente. De poner notas de color a tanto tono gris. De dejar aparcados los problemas durante unos días. A pesar de la lluvia, que tampoco ayuda, Mundaka, Markina o Lekeitio son algunos de los principales escenarios de la alegría carnavalesca de estos días en Bizkaia, de las ganas de poner buena cara a estos años tan malencarados. Y es que siempre hay esperanza en un país que sabe sacar partido a la vida.
La sociedad vasca ha superado problemas gravísimos en las últimas décadas. Y en todo momento lo ha hecho con tesón y confianza en el futuro. Solo de esa forma ha podido alcanzar cotas que parecían inimaginables. De ese dinamismo, de esa forma de saber conjugar el trabajo con la calidad de vida y la diversión llegarán nuevos frutos. Porque cada vez estamos más cerca del final del invierno, también en lo económico. Que nadie nos desposea de la alegría de vivir. Es la clave para afrontar los problemas y salir del túnel con más fuerza que nunca.

 

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