domingo, 22 de febrero de 2015

El nuevo Árbol de Gernika

El Árbol de Gernika es, posiblemente, el símbolo más universal de la identidad vasca. Y podría decirse que es también uno de los que mayores adhesiones suma. Es querido y respetado por igual por vascos de muy diversas ideologías y procedencias, incluso más allá de la Comunidad Autónoma de Euskadi. Sin olvidar la intensa emoción con que lo recuerda la diáspora, que ve reflejada en el roble la tierra de sus antepasados, aquella que tuvieron que abandonar por muy diversos motivos en busca de una vida mejor. El ejemplar conocido en los últimos años fue plantado siendo un retoño en 2004 por el lehendakari Juan José Ibarretxe, en sustitución del que databa de 1860. Recientemente se dio cuenta de que había muerto con solo 28 años por la falta de oxígeno que padecieron sus raíces anegadas de agua y, por ello, el 2 de marzo se procederá a trasplantar un ejemplar de 14 años que ha crecido hasta ahora en una parcela foral. El lehendakari, el diputado general de Bizkaia, la presidenta de las Juntas Generales y el alcalde de Gernika-Lumo serán los encargados de echar las primeras paladas de tierra a los pies del nuevo Árbol.
De esa manera se dará continuidad a una dilatada historia. El ejemplar más antiguo documentado data del siglo XIV y provenía de un robledal que era conocido al menos desde dos siglos antes. A su sombra juraron los Fueros de Bizkaia Fernando II e Isabel La Católica, entre otros. Con el paso del tiempo, su significado como símbolo de libertad trascendió las fronteras de nuestro territorio para extenderse a todas las provincias vascas. A lo largo de los siglos han sido muchos los autores que lo han glosado y han destacado su valor emblemático, entre ellos el filósofo Jean Jacques Rosseau. En el siglo XIX José María Iparragirre creó el 'Gernikako Arbola', que pronto se convirtió en himno oficioso de los vascos. A partir de 1936, con la jura del lehendakari Agirre, el Árbol ha sido testigo también de la toma de posesión de todos los mandatarios sucesivos. En 1937 salió indemne del brutal bombardeo de la localidad foral, aunque según me contó un conocido político navarro en su día, tras la ocupación franquista, un grupo de falangistas quiso cortarlo a hachazos y fueron los requetés navarros, entre los que estaba su padre, quienes lo impidieron. En 1974, el lehendakari Jesús María Leizaola realizó una visita de hondo calado simbólico a la Casa de Juntas durante un viaje forzosamente clandestino.
A día de hoy el Árbol sigue siendo punto de encuentro de todos los vascos, que resaltan su importancia como símbolo inclusivo de libertad. A su sombra se atenúan los desencuentros y las diferencias, al ser un espacio que da cobijo a todos. Los símbolos son esenciales en cuanto encarnan a todo un pueblo, a sus instituciones, a su historia, a sus tradiciones. Reflejan la continuidad de los mismos por encima de los avatares históricos. En el caso del Árbol de Gernika, desde tiempo inmemorial siempre lo ha hecho erguido frente a las injusticias y los totalitarismos. Y así seguirá a partir de la semana que viene.

0 comentarios :

Publicar un comentario

Gracias por enviarnos tus comentarios. Si cumplen con nuestras normas se publicarán en nuestro blog.

 
prestashop themes