Hace unos días acudí a una conferencia en el Museo Marítimo de la Ría de Bilbao, me atraía la idea de escuchar a Eugenio Torres, biógrafo de Sir Ramón de la Sota y Llano. El origen de la familia Sota se ubica en Las Encartaciones. Su casa solariega, donde nacieron los antepasados de Sir Ramón, se encuentra en San Julián de Musques.
Es sorprendente la actividad empresarial que fue capaz de realizar, tanto en el entorno inmediato de la comarca de la cuenca minera como en otras provincias españolas e incluso en países europeos.
Yo sabía que era un hombre muy activo, identificaba las oportunidades de negocio, tomaba las decisiones con determinación y su percepción de comercio global le condujo por el camino de los aciertos empresariales.
Cuando paseo por Bilbao observo la ría y veo que, muchos de los edificios destacados por su monumentalidad y hasta el propio museo Marítimo de la Ría de Bilbao, están marcados por las decisiones que Sir Ramón tomó como empresario emprendedor o presidente de la autoridad portuaria.
En todas sus iniciativas empresariales se percibe un enfoque moderno, que en el siglo XXI sigue teniendo utilidad. En el sector industrial de la minería supo integrar todas las actividades conexas, desde la explotación hasta la comercialización de los productos siderúrgicos pasando por el transporte marítimo y ferroviario.
También supo enfocar las necesidades de generación de capitales para financiar las inversiones del pujante sector industrial. Su presencia en los bancos Bilbao y Vizcaya fue determinante para que el sector industrial pudiera disponer de la financiación necesaria y así poder modernizar sus instalaciones además de constituir nuevas sociedades.
Sir Ramón era un hombre culto y de sólido perfil humanista, como el biógrafo E. Torres y su descendiente J.M.Sota aseguran. El mecenazgo a los artistas del momento es algo destacado en el ámbito cultural. Unido esto a los fondos económicos generados para sus empleados, mineros, marinos, siderúrgicos con el objeto de cubrir contingencias sobrevenidas, que el sistema público no atendía, evidencia este compromiso y los valores solidarios con el entorno en una época convulsa.
Por estas razones es sorprendente que en el barrio de San Julián de Musques en Muskiz, no exista un busto, nombre de plaza o calle que preserve la memoria de este destacado empresario y de su familia. Digo también “familia” porque sus antepasados, los de Sir Ramon, y muchos de sus descendientes son merecedores de ese reconocimiento permanente por sus actividades e implicación social, me imagino que algún día llegará ese momento.
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