Lo van a hacer en Massachusetts, un pequeño pero muy influyente Estado de la Unión al norte de la Costa Este de EE UU, y ello supondrá el pistoletazo de salida para que otros lugares del mundo lo pongan en práctica. A partir de octubre, por ley, quienes sobrepasen diariamente la producción de cierta cantidad de residuos orgánicos, tendrán prohibido depositarlos en los vertederos. Ya han hecho cuentas y saben que hay 1.700 negocios, grandes superficies, asilos, colegios, hoteles, hospitales, universidades, etc., que producen al día una tonelada o más de residuos orgánicos.
A partir de ahora su obligación será, caso de que los productos estén en uso, entregarlos a instituciones de caridad para darles un uso adecuado. También se pueden desviar a la alimentación animal. Cuando sean irrecuperables, los productos se enviarán a plantas de compostaje en las que producir abono o energía limpia. Por obligación.
El desperdicio de alimentos es un problema que clama al cielo a la vista del panorama mundial. Dicen los que saben que el mundo desarrollado desperdicia por término medio un tercio de los alimentos que produce. En EE UU mismo se sabe que cada hogar se deshace de una cuarta parte de los alimentos que compra.
De las ventajas de estas medidas no sería preciso hablar de puro evidentes: es un método para alimentar a quienes están en estado de necesidad; admitamos que es por lo menos deprimente pensar en lo que se podría hacer con tanto desperdicio y no se hace. Luego está el tema de los vertederos, saturados de tanto desecho, que no hacen sino producir gases de efecto invernadero y perjudicar el suelo sobre el que se construyen. Es decir, lo que era un problema costoso se convierte en algo valioso puesto que se alivian los depósitos de residuos y se ponen en valor los residuos mismos (residuos que no son tales).
0 comentarios :
Publicar un comentario
Gracias por enviarnos tus comentarios. Si cumplen con nuestras normas se publicarán en nuestro blog.