“Gratiferia” es una palabra que no encontrarás en el diccionario, resultante de la contracción de otras dos: gratis y feria, y, sí, se refiere a una práctica procedente de América Latina que consiste en acudir a encuentros más menos organizados donde cada cual expone lo que está dispuesto a regalar y donde, además, se puede acudir con la intención de hacerse gratuitamente con objetos de interés. Todo sin que medie dinero, trueque, registro o cualquier otro tipo de acuerdo. El eslogan me parece muy acertado: dar en lugar de tirar. Las gartiferias se extienden por el mundo y, en mi opinión, son una evolución positiva de la práctica del trueque, también muy interesante. Ojo no se trata de poner a circular “residuos” en el peor sentido de la palabra. La condición es que los objetos estén en buenas condiciones y sean reutilizables.
Las gratiferias son mucho más que las famosas “ventas de garaje”, tan habituales en las películas de ciertos países, y que aquí no se practican absolutamente nada. Son cuestiones culturales que aquí costará introducir (de hecho, el primer impulso en las gratiferias es echarse atrás porque las cosas son gratis). A mí me parece un actividad muy ecológica porque “no tirar” significa reciclar, y, además, me resulta un invento muy solidario, algo que, como nos distraigamos, caerá pronto en el olvido. Hablo de la solidaridad.
He leído cosas sobre este movimiento y me han gustado algunas expresiones: “Es una feria donde todo es gratis. Es la única feria donde no es necesario cuidar el puesto. ¡La feria más exitosa del Mundo y la que nos abre las posibilidades de volvernos un poco más humanos!”. También he leído una versión más amplia del eslogan de este movimiento que, por ser más extenso, explica mejor sus intenciones: “Trae lo que quieras (o nada), y llévate lo que quieras (o nada)”. La clave es la no reciprocidad. Me gusta.
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