Existe una leyenda en Pobeña, con visos de ser cierta, que en cada ocasión que se comenta despierta tanto interés como sorpresa.
Decía una persona cabal de Pobeña, según el respetado y apreciado cronista Hilario Cruz, que aseguraba haber visto desembarcar tras la segunda guerra mundial a un oficial de alto rango de la Gestapo.
Este suceso se daba en el desaparecido cargadero de mineral de Pobeña en el otoño de 1945. El barco tenía pabellón alemán y se disponía a cargar mineral de hierro procedente del coto de Kobaron. Parece un asunto sorprendente; pero pasados los años, ya en el siglo XXI, tengo la certeza por el acceso a informaciones cualificadas y fidedignas de que una de las rutas de huida de los responsables nazis pasaba por esta comarca, por Karrantza y de ahí a diversos destinos, principalmente hacia Sudamérica.
En definitiva eso es una leyenda, o igual no, ahora la situación y el motivo de que vengan ciudadanos alemanes por Muskiz/Pobeña es otro más pacífico y conciliador. Actualmente el Camino de Santiago hace que peregrinos de todo el mundo lleguen al pequeño albergue de Pobeña. Pero existen ciertas similitudes con el pasaje comentado. En concreto, hace unos días, dos peregrinas alemanas, de Berlín, no tenían lugar para dormir. Ni en el albergue ni en los hospedajes de Muskiz.
Aquí llegamos a la coincidencia, leyenda pretérita y realidad actual, una vecina que vive en Itsaslur-Pobeña las ofreció alojamiento samaritano en su casa. Su domicilio dista pocos metros del cargadero de mineral en el que hace 70 años desembarcaban los alemanes que eran perseguidos por sus crímenes de guerra. Ahora esos mismos lugares son escenarios de historia industrial, peregrinaje, ocio familiar en definitiva otros tiempos, otros usos y otro futuro.
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