Parques sin bancos

No me refiero a ese tipo de noticias que últimamente abundan en los periódicos en las que se relata cómo, por efecto de la crisis, algunos parques se han quedado a medio hacer: sin bancos, sin agua, sin luz, sin juegos infantiles, etc. La cosa va por otro lado. Resulta que una revista especializada en mobiliario urbano ha hecho un estudio para comprobar qué pasa en los espacios recreativos infantiles cuando se retiran los bancos adyacentes. El experimento se realizó en un área infantil rodeado de ocho mesas con bancos (tipo picnic) en los que los padres, madres y cuidadores/as podían sentarse mientras veían jugar a sus hijos.

 

Sin modificar el escenario, los observadores analizaron los movimientos de unos y otros durante ocho días. A continuación retiraron los bancos y las mesas y estudiaron la nueva situación durante otros ocho días. Finalmente, los colocaron de nuevo y durante ocho días más siguieron estudiando las conductas de unos y otros.

 



La primera conclusión fue que los menores no modificaron sus hábitos de juego durante las tres semanas (con y sin bancos). En segundo lugar, pese a la “incomodidad”, los adultos no acortaron el tiempo de juego de sus hijos cuando faltaron los bancos. Tercero, sin alejarse de la zona, en ausencia del mobiliario, bastantes adultos se dedicaron a moverse y mantuvieron una actitud físicamente activa. Cuarto, en tales circunstancias bastantes adultos se acercaron a sus hijos y jugaron y hablaron con ellos en ciertos momentos.

Moraleja, ¿será verdad que la ausencia de bancos en las zonas de recreo infantil beneficia a los adultos en cuanto que combate el sedentarismo en el que frecuentemente caen mientras ven jugar a sus hijos, y beneficia a los menores puesto que, por momentos, se ven más acompañados por los adultos? No creo que corra peligro la industria que fabrica bancos/mesas de jardín, pero la conclusión que se saca de este estudio puede hacernos pensar (a los adultos con niño, digo).

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