sábado, 3 de mayo de 2014

Heridas que cicatrizan rápidamente

Tras la herida viene el proceso de cicatrización. Un proceso bastante lento en el que los tejidos vivos se encargan de reparar la lesión haciendo intervenir, entre otras cosas, lo que se llaman “factores de crecimiento”. El asunto lleva su tiempo (casi siempre más del que nos gustaría) y cuando termina, si la herida es externa, deja una cicatriz. Las células de la piel, por ejemplo, liberan factores de crecimiento que estimulan el crecimiento celular y la reconstrucción de los vasos sanguíneos destruidos.

Hay por ahí muchos grupos de investigadores tratando de acelerar ese proceso mediante la creación artificial de factores de crecimiento que sustituyan (y mejoren) a aquellos de que dispone el propio cuerpo. Según parece, un grupo suizo ha sintetizado un factor de crecimiento que acelera la curación tanto en los casos de heridas por corte como en los de huesos rotos.

La cuestión, por lo que cuentan, es crear esas proteínas con un grado de efectividad controlable, es decir pudiendo medir al milímetro el asunto de las dosis. Si se aplican demasiado grandes, la recuperación es rapidísima pero los vasos sanguíneos rehechos resultan demasiado permeables. Los trabajos ahora caminan hacia la consecución de proteínas muy capaces de las que sea posible utilizar dosis mínimas, como si se tratara del pegamento que aplicamos a una grita en su justa medida.

Los usos de estos factores de crecimiento sintéticos son múltiples, adentrándose incluso en el ámbito de la odontología. En cualquier caso, serán especialmente beneficiosos para personas con heridas crónicas, diabéticos, pacientes con deficiencias en sus sistemas inmunitarios, heridos por quemaduras que precisan injertos, etc.

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