jueves, 13 de marzo de 2014

Proteger la vida salvaje

El Parlamento Europeo aprobó el pasado 15 de enero una resolución recomendando medidas para proteger la vida salvaje en cualquiera de sus formas. Los crímenes contra la flora y la fauna salvajes (la caza furtiva, el tráfico de marfil, de cuernos de rinoceronte, de pieles, de animales vivos, de plantas en peligro de extinción, etc.) ocupan un lugar destacado en el ranking de las actividades ilegales en el mundo. Todos conocemos que el tráfico de drogas, la falsificación y el tráfico de seres humanos son las tres actividades delictivas internacionales más importantes en términos de volumen de negocio, pero quizá no sepamos que este tipo de delitos está en cuarto lugar.

Además, según los expertos, la cosa va en aumento. En 2013, se incautaron en el mundo 41 toneladas de marfil ilegal, la cifra más alta en los últimos 25 años. Se calcula, siempre aproximadamente, que el tráfico ilegal de productos relacionados con la vida salvaje supone anualmente un negocio que supera en todo el mundo los 16.000 millones de dólares. En 2013, solo en Sudáfrica, se sacrificaron con este fin (de manera ilegal, claro) más de 1.000 elefantes y rinocerontes. Para colmo, todo es más fácil porque se trata de materiales indetectables, de contrabando sencillo. Un último dato: ahora mismo, la demanda desmedida ha hecho que el cuerno de rinoceronte sea más caro al peso que el oro o la cocaína. 

Los informes de las aduanas europeas señalan que la Unión Europea están en el centro de este debate por dos motivos: porque sus ciudadanos son demandantes de estos productos y porque su situación geográfica (entre Asia y África) la convierten en lugar de tránsito obligado de estas mercancías. Esa es la razón de este movimiento liderado ahora por el Parlamento Europeo. Según la resolución, sin entrar en detalles, las líneas de trabajo de la propia Unión y de sus países miembros deben ser las siguientes: endurecer y unificar las penas y sanciones contra los que comercian, capturar o poseen ejemplares de fauna y flora protegidas o productos derivados, exigir la destrucción del marfil ilegal, capacitar a la policía y a los fiscales, cooperar estrechamente con los países socios y aquellos donde se origina el tráfico, supeditar las ayudas al desarrollo a la colaboración efectiva de los países beneficiarios en estas políticas, etc.

Lo dijo un eurodiputado en el debate plenario en Estrasburgo: “Debemos tratar esta masacre como la delincuencia organizada o como el tráfico de drogas ilegales”.

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