Se fabrica desde la Edad Media a orillas del Mediterráneo, en el departamento de Bouches-du-Rhône (Bocas del Ródano) y lleva el nombre de la ciudad que desde siempre centralizó la fabricación y el comercio de este famoso jabón. Al margen de la curiosidad de saber su historia, mi interés aquí tiene que ver con el tema de las marcas comerciales y el fraude que se genera en su derredor cuando hay mucho dinero de por medio. Que me perdonen quienes anuncian sus productos como “Jabón de Marsella”, pero la verdad es que el 90% de los que se venden bajo esta denominación son falsos. No lo digo yo, lo dicen los representantes de las tres fábricas que aún quedan en Marsella produciendo auténtico jabón de manera artesanal. ¿Qué ocurre? Que la denominación comercial de este tipo de jabón es de dominio público; es decir, cualquiera la puede usar sin obligación de rendir cuentas.
Echando la vista atrás, las características y detalles de este jabón y de su comercialización están documentados desde la Edad Media (1371). También se sabe que el apogeo de este producto tuvo lugar en el siglo XIX, y que, entrados en el siglo XX, a partir de los años 40, la llegada de las lavadoras y del jabón en polvo supusieron el inicio de su decadencia. La cuestión es que, perdida una de sus funciones básicas (lavandería), nunca dejó de ser importante en su otra faceta: el cuidado del cuerpo y la cosmética. Esta circunstancia, la puesta en valor (en los últimos 20 años) de los productos artesanales, y la sorprendente fama que esta jabón ha adquirido en mercados lejanos y exóticos (Asia) han hecho que renazca de sus cenizas, aunque muy a menudo, como se ha dicho, a base de utilizar la denominación al margen de controles, dado que, de momento, no existen consejos reguladores ni medidas legales que protejan la marca.
Porque una cosa sí es cierta: en origen, se trata de un producto absolutamente natural. La base principal es el aceite de oliva (72% mínimo), aunque la llegada de productos de las colonias a partir del XVI abrió la mano a otros aceites (de palma, de coco, etc.). Además, contiene sal y cenizas de hinojo recolectado en la zona (sosa). Nada más.
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