viernes, 3 de enero de 2014

Propósitos de Año Nuevo

Una gran mayoría de quienes se proponen nuevos objetivos con ocasión del cambio de año están pensando en cuestiones de salud: comer menos y mejor, hacer ejercicio, dejar de fumar, y cosas así. Hay, sin embargo, quienes se inclinan por hacer cambios en sus relaciones sociales o de pareja, en el trabajo, en el estudio, en el cultivo del espíritu, quienes optan por ahorrar, por trabajar en una ONG, etc.

Este tiempo, también septiembre, con la vuelta de las vacaciones y el inicio del curso, suele ser época de nuevos objetivos: gimnasios, academias de todo tipo, talleres, etc., lanzan sus ofertas, y las editoriales publicitan cursos de todo tipo por fascículos. Cada cual apunta y dispara en la dirección que más le conviene. Más abajo hablaremos de en qué terminan, según las estadísticas, esos propósitos. Lo curioso es que, pese a que esos proyectos casi siempre quedan en el olvido, quienes lo intentan una vez vuelven a ello año tras año.

En cualquier caso, para tranquilidad de todos, conviene saber que eso de declarar buenas intenciones con ocasión de fechas significativas es cosa de los seres humanos desde que se tienen noticas escritas de sus andanzas. Así lo acreditan los historiadores. En la antigua Roma, por ejemplo, los políticos y los soldados juraban en año nuevo lealtad al emperador, y la cosa iba en serio. Antes de eso, los babilonios aprovechaban el cambio de año para renovar su lealtad al rey y celebraban rituales en los que revitalizaban su alianza con la Tierra y con los dioses.

Volvamos al presente. Dicen las estadísticas que más de la mitad de las promesas quedan en agua de borrajas antes de  que finalice el primer mes. También indican que los menores de 30 años tienen el doble de posibilidades de mantener su palabra que los mayores. Aviso para navegantes…

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