domingo, 19 de enero de 2014

La siesta gana adeptos

La fama de poco trabajadores y de desorganizados de los habitantes de la franja mediterránea ha servido para que muchos identifiquen siesta con vagancia y gandulería. Efectivamente la siesta está desprestigiada pese a que, llevada a cabo bajo ciertas condiciones, es ventajosa para la salud, tal como señalan diversos profesionales médicos. 20 minutos de reposo después de comer (mejor no dormir) aportan bienestar, vitalidad, reflejos, atención, eficacia en el trabajo, etc.

Esto ha sido así siempre aunque han tenido que venir los americanos a descubrirlo y para que, perdido ese escondido sentimiento de inferioridad que nos acogota frente a ellos, pongamos la siesta en valor. Como siempre, sobre la base de investigaciones realizadas a pie de empresa, un grupo de trabajo ha llegado a la misma conclusión: 20 minutos de descanso mejoran el humor, renuevan la energía e incrementan la productividad.

Hay empresas norteamericanas donde no sólo está bien visto, sino que han dispuesto instalaciones con buena luz, tumbonas ad hoc y todo lo necesario para que quien lo desee descanse durante ese rato. Hablo de la NASA, de Google, de Huffington Post, de Procter & Gamble, de Virgin, etc.

Por curiosidad, sabrás que el término “siesta” proviene de lo que los romanos denominaban la “hora sexta”, un tiempo que va más o menos desde las 12 del mediodía hasta las tres de la tarde. Descansar mientras se realiza la digestión es útil porque durante ese tiempo el organismo está centrado en el estómago y en el trabajo que éste hace en ese momento, provocando que otras partes, como el cerebro, se aletarguen.

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