viernes, 17 de enero de 2014

Champán

Según los libros, hablar de esta famosa bebida exige irremediablemente hacerlo de Nicole-Barbe Ponsardin, un nombre de mujer que no dice demasiado hasta que no sacamos a relucir su sobrenombre, Veuve Clicquot (Viuda Clicquot) que, como es sabido es la marca de uno de los champanes más vendido en el mundo.

Evidentemente, me interesan menos los miles de millones de botellas que venden anualmente en todo el mundo que la figura de esta viuda emprendedora que consta en muchos libros de economía como la primera mujer de negocios de la época moderna. Vivió más de noventa años, entre los siglos XVIII y XIX, en Reims, en una familia acomodada dedicada al negocio textil que curiosamente supo arreglárselas para salir indemne del período de la Revolución Francesa. Se casó “por conveniencia” con François Clicquot, heredero de la empresa rival, y como ésta disponía de una línea de negocio dedicada a los vinos, Nicole aprovechó la oportunidad para adentrase en un mundo que la fascinó desde el principio. La anécdota es que, puede que premonitoriamente, se casaron 20 metros bajo tierra, en el fondo de una bodega.
A todo esto, François falleció seis años después de su matrimonio, lo que, entre otras cosas, sirvió para empujar a Nicole hacia el negocio bodeguero. Convenció a su padre para que la permitiera disponer de la herencia y se lanzó al negocio introduciendo además novedades que han llegado hasta hoy: por ejemplo, la de colocar las botellas boca abajo con cierto ángulo, girarlas diariamente, etc., todo para que la levadura muerta se depositara en el cuello de la botella y fuera posible sacar el sedimento y rellenarla con las cantidades de azúcar y vino que determinarán posteriormente la tipología del champán, todo ello sin perjudicar el contenido gaseoso del vino
.
El golpe fue, sin embargo, su visión estratégica al adivinar con tiempo el final de las guerras napoleónicas y, como consecuencia, el final de los bloqueos a las mercancías francesas. Con ello fue capaz de ser la primera empresa que llevó a la Rusia zarista el champán que la corte de Alejandro I precisaba para sus multitudinarias celebraciones. Este solo hecho fue el espaldarazo internacional para una empresa que desde entonces lidera el mercado mundial.

Veuve Clicquot tuvo un par de cosas en su contra a la hora de ser tomada en serio: su condición de mujer y su estatura: medía 1,47 m. Nada irremediable para una mujer de carácter como ella.¡Salud!

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