Tal día como hoy, dentro de 80-90 años, este planeta estará habitado
por 11.000 millones de personas, 3.000 más de los que lo ocupamos hoy.
Una de las preguntas inevitables a la vista de semejante crecimiento se
refiere al modo en que tal cantidad de personas se va a alimentar. Lo
digo teniendo en cuenta que ahora mismo viven en la tierra 870 millones
de personas que sufren hambre crónica. Un final y principio de año,
tradicionalmente celebrado con (demasiada) comida puede ser un buen
momento para reflexionar sobre tan inquietante pregunta. Inquietante
para aquellos a los que les toca vivir esa situación, dirá el
irresponsable de turno, incapaz de ver a más de 10 centímetros de su
nariz… Inquietante para todos porque se trata de aplicar eso que
llamamos criterios de sostenibilidad hoy pensando en el futuro de
nuestros hijos y nietos (a ellos les tocará).
Abundan los paneles de expertos reflexionando sobre estos temas, y en
cada caso salen a relucir ideas ocurrentes, sensatas, válidas y
factibles. Junto a otras igualmente creativas que, por alguna razón,
tienen un futuro incierto. Dos líneas de trabajo, sin embargo, se
repiten una y otra vez en estos encuentros: primero, busquemos nuevas
técnicas de cultivo; segundo, modifiquemos nuestros hábitos alimentarios
en el camino de la sostenibilidad.
¿Por dónde van los tiros? Algunas ideas: producir carne (sobre todo,
de vacuno) no es sostenible, así que una de las soluciones pasa por
consumir menos carne y más verdura. No todo el mundo lo ve claro, pero,
como alternativa, se habla de esa “carne” cultivada en laboratorio que
distintos grupos de científicos ya han desarrollado a escala mínima (y
con unos costes desorbitados). Se trata, por otro lado, de desperdiciar
menos alimentos: téngase en cuenta que una de cada cuatro calorías que
se producen en el mundo para el consumo humano no llega a su destino. En
el terreno de las nuevas técnicas de cultivo se habla de la
“agricultura vertical” (construcciones en altura dentro de las que se
cultivarían plantas de todo tipo); y de la “acuoponia”, un sistema mixto
que combina el cultivo de plantas acuáticas y peces que podrían vivir
de manera simbiótica consumiendo cada uno lo que el otro genera.
Nutrientes para las plantas y oxígeno para los peces. A todo esto,
¡Feliz 2014!
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